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Pablopablo: “La palabra cantautor me daba ‘cringe’. Intentaba ir en contra de todo lo que me rodeaba”

Una fiesta en Mallorca le dio valor para mostrar su trabajo a C. Tangana y seguir sus consejos sobre dónde estaba su verdadero talento. El resultado es ‘Canciones en Mi’, su primer álbum

Lucas Barquero
Pablopablo lleva una chaqueta safari de PRADA.

Con 28 años es raro alegrarse de volver a casa de tus padres, pero la vida de Pablo Drexler tampoco es del todo normal. Con 24 años se acercó a C. Tangana cuando colaboraba con su padre, el cantautor Jorge Drexler, y poco después se hizo un hueco en la gira de El madrileño. Desde entonces ha vivido entre Londres, donde ha estudiado, y Madrid, donde nació. Por eso, cuando saluda a otros artistas de este reportaje, como TRISTÁN! o Teo Planell, celebran su vuelta como un triunfo.

“Voy a estar unos meses en casa de mis padres buscando pisos. Está difícil, pero la gente me mete más miedo del que tengo”, cuenta. No parece que le agobie la espera, todo lo contrario, es casi como si le diera seguridad. Será porque la última vez que lo hizo no le salió nada mal: acaba de publicar su primer disco, Canciones en Mi, que también tiene algo de esa eterna vuelta a casa.

El camino empezó en Mallorca hace tres años, la noche en la que salió al mundo con un mixtape bajo el seudónimo de pablopablo. Después de un concierto de la gira de El Madrileño, se pasó la noche en un estudio con varios colegas. Cuando solo quedaron en pie C. Tangana y él volvieron al balcón del hotel para ver el amanecer. Alargando los últimos cigarros, se atrevió a enseñarle el que quería que fuese su primer disco. “Creía que el vibe electrónico le iba a encantar, pero de pronto le mostré una canción acústica y me dijo: ‘Esto es lo tuyo. No intentes tantas cosas, vale con hacer solo una muy bien”, recuerda. Al volver de la gira partió de cero y le hizo tanto caso que compuso la mayoría de las canciones en una sola tonalidad, mi mayor. De ahí el título del disco.

“En la guitarra es el acorde básico y cuando lo escuchas te sientes en casa. Venía de hacer cosas muy producidas y el concepto me motivaba porque era volver a cómo componía cuando empecé”, explica. Poco a poco fue gestando la idea de un cancionero contemporáneo: temas muy sencillos que pudiera tocar con solo con un instrumento. De esa manera, todo el protagonismo recaía en las letras y, tratándose de un cancionero, el tema central solo podía ser el desamor. Pero no cualquier desamor, uno al más puro siglo XXI, lleno de booty calls, afters y cremas exfoliantes.

Su habilidad para retratar las nuevas frustraciones románticas, como el llamado “apego evitativo”, se ha convertido ya en un sello de identidad. Cuando escucha el término sonríe y explica por qué le atrae tanto: “Como generación tenemos miedo a comprometernos porque siempre sentimos que nos estamos perdiendo algo. Instagram nos ofrece un infinito de personas que podrían ser mejor que tú o tu pareja, pero no es real”. Este pensamiento recorre el disco pasando de la nostalgia a la ternura e incluso la euforia. En sus versos, el sentir generacional también se da la mano con su pasión por la lírica más tradicional de cantautores como el mexicano José Alfredo Jiménez, que reconoce como su gran inspiración. “Toda su vida escribió de lo mismo y eso me encanta. El desamor funciona como metáfora para todo lo que vivimos: el luto, el dolor... Incluso si estás obsesionado con el desamor, habla de todo lo que estás ignorando”. De él también toma la creación de un personaje, dolido e irreverente, con el que se sumerge hasta el fondo en la toxicidad para retratarla. “Me parece mucho más patético el que pretende que todo está bien que el que reconoce que la ha jodido”, advierte.

En persona, el abismo con ese personaje es evidente. Pablopablo es el perfecto enfant terrible, orgulloso pero inseguro, de estética aniñada y un afinadísimo falsete con el que se lamenta de su soledad. Drexler es todo lo contrario. Reconoce que no es nada dado a estas dinámicas, de hecho, parte de la seguridad en la búsqueda de piso viene por hacerlo en pareja. Habla con un tono grave y alegre. Frente a la cámara se muestra curioso y, cuando le toca posar con Teo y Tristán, se divierte probando distintos gestos.

“En España ahora hay mucha gente interesada en hacer cosas parecidas, en intentar locuras. Me parece un momento precioso para juntarse con otros artistas”, comenta después. Este aspecto comunitario es la última parada en su vuelta a casa. Fiel discípulo del espíritu de El madrileño, Drexler ha mezclado algunas de las voces más cotizadas de su generación como Guitarricadelafuente o Ralphie Choo. “Todos tienen voces muy particulares, son raros. Gracias a ellos he descubierto en qué soy bueno y en qué no. Creo que los mejores en la música no intentan hacer lo que no saben, sino que buscan gente para complementarse”, explica.

Como no podía ser de otra manera, C. Tangana cierra el círculo y participa coescribiendo un corrido, Las Tuyas, que dice: “Si te gusta mi cara, te va a encantar mi apellido”. La última pregunta es, por tanto, obligada: ¿había huido hasta ahora de la etiqueta de cantautor por estar vinculada a su padre? “Claro. Pucho [C. Tangana] me lo dijo un día: ‘Te hace falta atreverte a ser cantautor’. Yo intentaba ir en contra de todo el mundo que me rodeaba, muy de la canción. La palabra cantautor me daba cringe. Pero ahora creo que es bonito entregarse a ello. Es normal que me gusten las mismas cosas, comparto sangre”.

Y ahora, por unos meses, también casa. Eso sí, Drexler acoge la etiqueta de cantautor hoy, mañana quién sabe. “La gracia es no saber qué es lo siguiente. Si la gente me sigue, perfecto, y si no, ya lo harán con el siguiente disco”. Con solo un álbum es raro tener esta seguridad, pero, de nuevo, la carrera de pablopablo tampoco es del todo normal.

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Sobre la firma

Lucas Barquero
Redactor de la revista ICON. Graduado en Cinematografía y Artes Audiovisuales por la URJC y Máster en Periodismo UAM-EL PAÍS.
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