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Manuel Alejandro, autor de las canciones en español más icónicas: “Amores a solas’ es una masturbación en la playa. Pero también es una belleza”

El compositor de más de 600 canciones para Raphael, Rocío Jurado, Julio Iglesias, José José o Luis Miguel publica sus memorias y prepara a sus 93 años un espectáculo íntimo para el Universal Music Festival

El cantautor y productor musical y cantautor, durante una entrevista a EFE en 1969.

Manuel Alejandro recibe en su casa señorial, llena de recuerdos y discretamente ubicada en una zona noble a las afueras de Madrid. Se encuentra en su salón, sentado frente al portátil donde escribe el guion del espectáculo que presentará el próximo 4 de junio en el Teatro Albéniz, dentro del Universal Music Festival. No es una gala retrospectiva. Él lo llama soliloquio. Una pieza hablada y cantada sobre la vida, las canciones y el amor como materia prima. “Estoy haciéndome actor de una comedia, de un soliloquio, un monólogo, donde voy a ser el actor que toca unas armonías en mi piano y me voy contando y cantando mi vida. Esa vida ficticia o imaginada o real o no se sabe”. Sea lo que sea, es todo un reto para alguien que el 20 de febrero cumplió 93 años. Pese a estar preocupado por el estado de su voz. Manuel Alejandro no renuncia a sus rutinas. A las ocho de la mañana ya está en pie. Escribe. Toca. Corrige. No hay días iguales, pero sí hay una estructura. El tiempo no se le va. Se lo da a las canciones.

En el despacho contiguo le espera su piano. Está cubierto por un poncho mexicano. Encima, algunas fotos, una fila de premios y el bolígrafo Parker que ha usado siempre. Es el mismo que una vez se le cayó al embarcadero de la casa de Julio Iglesias en Miami. El cantante llamó a un equipo de buceo para recuperarlo. El bolígrafo, cuenta, se le ha perdido varias veces, pero siempre lo encuentra.

El compositor gaditano posando en su domicilio en 2021.

Un entorno digno pero nada grandilocuente para el más importante compositor de canciones en castellano del último siglo. Ha escrito más de 600. Algunas forman parte de la biografía emocional de medio planeta: Yo soy aquel, Procuro olvidarte, Se nos rompió el amor, Como yo te amo, Frente a frente, Amar y querer, Voy a perder la cabeza por tu amor, Que no se rompa la noche, Soy rebelde, Lo mejor de tu vida. Las han interpretado Raphael, Julio Iglesias, Rocío Jurado, José José, Luis Miguel, Plácido Domingo, Jeanette, El Puma, Nino Bravo, Marisol, Aitana, Bunbury, Najwa Nimri o Rosalía.

Sus canciones están escritas para personas concretas. Para una voz, un rostro, una manera de respirar en público. “Es importante que una cosa tan pequeña como una canción concuerde con la persona que lo está viviendo”, cuenta. “Siempre pongo un ejemplo: ¿tú te imaginas a Rocío Jurado cantando Soy rebelde y a Jeanette diciendo hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo? No cuadra. No nos importa que Jeanette no sienta nada. Pero nos importa que Rocío se dé cuenta de que ya no siente nada”.

Rocío Jurado prepara su disco "Paloma Brava" en 1985 con el compositor Manuel Alejandro.

Aunque también ha habido excepciones: cuando vivía de adaptar letras extranjeras, dictaba versos a una joven taquimecanógrafa, Helena Gómez Estrada que acabaría siendo su primera esposa y con la que tuvo tres hijos: Ella trabajaba en una editorial de música, y cada día escribía lo que él le dictaba. Hasta que un día Manuel Alejandro dejó de traducir y compuso: “Yo soy aquel que cada noche te persigue. Yo soy aquel que por quererte ya no vive”. Ella le preguntó cuál era el título original. “Le dije: el título es ese, Yo soy aquel. Te la estoy escribiendo a ti”. Años más tarde, esa declaración de amor se convertiría en una de las canciones más conocidas de Raphael.

De izda. a dcha.,  el cantante Julio Iglesias, el compositor Manuel Alejandro y el tenor Plácido Domingo, saludan al público al finalizar el concierto celebrado en Sevilla en 1989.

Rocío Jurado, por su parte, era para muchos una figura sagrada, siempre vinculada a la Virgen de Regla y al ritual escénico. Pero Alejandro prefería otro ángulo. “Siempre me la imaginé en una historia de pasiones intensas, lanzándose los trastos con Pedro Carrasco, peleando con el torero… así la veía. Y desde ahí escribí canciones exuberantes, apasionadas”. Entre ellas, Amores a solas, una canción apenas conocida. “Es una masturbación en la playa. En esencia, es eso. Pero también es una belleza”.

A medida que su carrera crecía, el vínculo con América Latina se hizo cada vez más fuerte. Allí compuso para José José, Luis Miguel, Emmanuel, El Puma. Muchos de sus discos más vendidos —como Secretos o Cómplices— apenas llegaron a sonar en España. “En América, la fortaleza del espíritu se derrumba al escuchar una canción de amor”, explica. Y esa idea, la de una canción que derrumba, ha sido siempre su objetivo.

Pero Manuel Alejandro no solo vive del pasado. Sigue de cerca lo que pasa en la música española. A Rosalía la escuchó en los Grammy Latinos cantando Se nos rompió el amor. “Me quedé quieto. La oí de pie y me salieron las lágrimas. Acertó con el sentido que tiene la canción. Le salía de las tripas”. En enero de 2023, la cantante lo visitó por sorpresa en su casa de Jerez la noche de Reyes. Alejandro Sanz, su ahijado, había organizado el encuentro. A partir de esa visita, escribió una canción inédita para Rosalía y Sanz. Unas semanas más tarde, El muchacho de los ojos tristes, compuesta originalmente para Jeanette, reapareció en redes en voz de Selena Gómez. La escena era doméstica, casi casual, pero bastó para confirmar que sus canciones siguen circulando, reapropiadas por artistas de otra época, con otros códigos, pero con la misma pulsión.

Durante décadas, cuando el pop anglosajón marcaba el ritmo global, él se mantuvo escribiendo en castellano sobre el deseo y la pérdida. Ahora se congratula de que el español haya recuperado su lugar en la música popular. “El impulso ha venido desde América Latina, añade. Con su bachata, con su rap... Han desbancado a la canción anglosajona. Y eso ha abierto de nuevo las puertas también para España”.

Manuel Alejandro posa en su casa de La Moraleja para El País hace cinco años.

Vive en una casa tranquila, sin ruido, atendido por una discreta asistenta ataviada en todo momento por una mascarilla y rodeado de objetos que hace tiempo dejaron de ser decoración para convertirse en algo más. Desde que falleció Purificación Casas, su segunda esposa, en 2021, la casa es otra. “El hogar ya no es lo mismo sin ella”, dice. Ella fue su compañera, su referencia. Algunas de sus canciones le pertenecen. Firmaba como Ana Magdalena, en homenaje a la segunda esposa de Bach. Tiene cuatro hijas con Purificación: Alejandra, Beatriz, Marian y Viviana, que vive en Miami. La casa de Manuel Alejandro da la impresión de ser un centro de reunión familiar (los balones en el jardín, las sillas en el porche…) que en esos momentos se encuentra vacío.

Manuel Alejandro nació en Jerez de la Frontera el 20 de febrero de 1932. Hijo de Germán Álvarez Beigbeder, compositor clásico. Creció en una casa donde por la mañana sonaban sonatas y por la noche se escuchaba el flamenco que subía del barrio de Santiago. De ahí salió todo. Quiso ser pianista, pero una lesión le impidió estirar el brazo por completo. Cambió la interpretación por la escritura. Su primera canción fue para una chica que no podía ver. Se llamaba Para ti, Conchita. Ella tenía 14. Él, 16.

Con 20 años, el compositor se fue a Madrid. Allí empezó a tocar en bares y conoció a Raphael, que por entonces era un adolescente. El resto es historia: Yo soy aquel, Qué sabe nadie, Amor mío, Cierro mis ojos...

El compositor Manuel Alejandro muestra la placa concedida por la Sociedad General de Autores (SGAE) en 1974.

En 2012 se reencontró con Raphael después de 30 años y grabaron El Reencuentro. En 2022 celebró su 90 cumpleaños con un concierto en el Teatro Real. Fue la única vez que se subió solo a un escenario a cantar y contar.

En sus memorias, Vibraciones y elucubraciones de un escribidor de canciones, recorre toda su vida insertando, con precisión quirúrgica, la letra de la canción de su repertorio que mejor encaja. El propio libro está escrito con el inconfundible estilo de sus canciones, con esa frondosidad sonora y esa exuberancia a la hora de combinar palabras.

Sigue escribiendo. A veces desde el dolor, otras veces desde el juego. “Hace poco escribí una canción para mi nieta, que estudia marketing o algo así y me la pidió. Lo hice imitando a los raperos. Pero siempre se me nota. Se me ve la corbata”.

En 2014 recibió el Grammy Latino a la Excelencia Musical. En 2022 fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía, de Jerez y de la provincia de Cádiz. José Feliciano lo presentó así: “Lo estábamos esperando todos. Manuel Alejandro escribe para que los demás lo sigamos”.

Él no resume. No cierra. No se despide. Simplemente dice: “Las cosas tan hermosas duran poco. Jamás dura una flor de primavera”. Y vuelve al teclado.

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