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Feria de Abril
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La novillada de Sevilla, una flagrante irresponsabilidad en pleno apagón

El festejo se celebró el lunes a pesar de que Andalucía estaba en emergencia nacional y el Gobierno pedía que se evitaran desplazamientos innecesarios

Marco Pérez, a la izquierda, y Javier Zulueta, integrantes del cartel de ayer, lunes, en la Feria de Abril.
Antonio Lorca

Cuentan los que pudieron asistir que el mano a mano entre los novilleros Marco Pérez y Javier Zulueta, celebrado en la tarde de este lunes en la plaza de La Maestranza, fue un gran espectáculo.

Lo que también se puede contar es que fue una flagrante irresponsabilidad de la autoridad y de la empresa, que decidieron la celebración del festejo en unas circunstancias extraordinarias que aconsejaban su inmediata suspensión.

Se ha dicho que había energía eléctrica en la enfermería y en la propia plaza, motivos, al parecer, suficientes para hacer el paseíllo. Lo que no se tuvo en cuenta es que Andalucía estaba en situación de emergencia nacional decretada por el Gobierno central, que el propio presidente Pedro Sánchez había pedido que se evitaran desplazamientos que no fueran necesarios, y había alertado de que las próximas horas serían “críticas” por el apagón de luz masivo en la Península Ibérica.

Tampoco se tuvo en cuenta que, si bien había vuelto la luz al Paseo de Colón, el apagón continuaba en una gran parte de la ciudad de Sevilla y en muchas localidades limítrofes de la capital andaluza.

Es decir, que se celebró un espectáculo público contraviniendo los consejos del Gobierno, y se perjudicó gravemente a muchos aficionados que no pudieron asistir preocupados por el apagón o, simplemente, por seguir las recomendaciones del presidente del país.

Se supone, faltaría más, que el presidente de festejo, José Luque Teruel, pediría el correspondiente permiso a la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía, responsable del espectáculo taurino en la ciudad; se supone que la empresa tenía especial interés en la celebración de la novillada porque toreaba Javier Zulueta, torero al que apodera el empresario Ramón Valencia, y la de ayer era su única comparecencia en la feria.

Pero también se debe suponer que el presidente del festejo debe velar por la defensa de los intereses de los espectadores; y qué mayor amparo que respetar el alto precio de una entrada que ahora se ha perdido.

Porque los aficionados que no pudieron acudir a la plaza a causa del apagón no tienen derecho alguno a la devolución del dinero. Y el responsable es el presidente José Luque Teruel, que debió imponer tal criterio por encima de las pretensiones, incomprensibles también, de la empresa Pagés.

No sucedió nada lamentable, por fortuna; pero el Gobierno andaluz estaba avisado y conocía el alcance de la gravedad de la situación que estaba viviendo España a la hora del comienzo del festejo. Por cierto, se aplazó 25 minutos el toque de clarín. ¿Por qué? ¿para qué? Nadie ofreció una explicación.

La verdad es que la celebración de la novillada de ayer fue una flagrante irresponsabilidad de la autoridad y la empresa, que ha perjudicado a muchos clientes a los que nadie resarcirá del daño causado.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.
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