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Cristina Jiménez, activista: “Ser un buen inmigrante no nos protege de la discriminación, el abuso o la deportación”

La organizadora publica sus memorias, ‘Dreaming of Home’, una historia que se lee como una carta de amor a la comunidad inmigrante en Estados Unidos y una hoja de ruta para inspirar a nuevos defensores

Cristina Jiménez, en el barrio de Upper East Side, en Nueva York, el pasado 15 de mayo.
Paola Nagovitch

Cristina Jiménez (Quito, 40 años) nunca pensó que su primer libro de memorias se publicaría durante una segunda presidencia de Donald Trump. Después del primer mandato del republicano, la cofundadora de United We Dream —la red de jóvenes inmigrantes más grande de Estados Unidos, clave en la defensa que llevó a la creación del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA)— decidió escribir sobre la odisea que fue crecer en Queens, Nueva York, como una niña indocumentada, hasta convertirse en una de las voces más influyentes en la lucha por la justicia migratoria. Ahora, en medio de la recrudecida cruzada antiinmigración de Trump, Jiménez espera que Dreaming of Home sirva de hoja de ruta para un nuevo frente de resistencia contra la agenda y la retórica del presidente.

“Lo que quiero que la gente entienda con esta historia es que lo que nos va a sacar de este momento es la comunidad, la solidaridad y la organización”, dice en inglés Jiménez en una entrevista con EL PAÍS en Manhattan, días antes de la publicación este martes del libro. “Quiero recordarnos que tenemos el poder de construir un país diferente y no volver a estar en esta situación”.

En efecto, en el actual contexto político, Dreaming of Home: How We Turn Fear into Pride, Power, and Real Change (St. Martin’s Press, por ahora solo disponible en inglés) se lee como una guía para inspirar a nuevas generaciones de activistas. Es una historia de madurez sobre una inmigrante ecuatoriana de 13 años sin papeles que, como muchos antes y después de ella, lucha por adaptarse en un país que la rechaza constantemente. Pero también es la historia de cómo un grupo de jóvenes indocumentados se unió a principios de los años 2000 para luchar por su derecho a permanecer en el país que aprendieron a llamar hogar. Es una carta de amor a la comunidad inmigrante de Estados Unidos, que habla de fracaso y dolor, pero también de empoderamiento y esperanza.

Pregunta. ¿Cuándo decidió escribir este libro?

Respuesta. Fue la noche de las elecciones de 2016. Era directora ejecutiva de United We Dream y estábamos reunidos para ver los resultados. Habíamos trabajado muchísimo desde nuestra ala de defensa para inspirar a la gente a votar. Cuando se confirmaron los resultados, estaba con mi madre y muchas personas con estatus migratorio mixto, y todos comenzaron a llorar y abrazarse porque sabíamos lo que eso significaba. Recuerdo sentirme abrumada y paralizada por el miedo a lo que venía. Mi mamá se acercó llorando y me preguntó: “Mija, ¿qué vamos a hacer?” Yo había pasado por un proceso de transformación desde un lugar en el que tenía tanto miedo de ser indocumentada y tanta vergüenza a, como organizadora comunitaria, sentirme tan poderosa. Pero por primera vez, la miré y me sentí impotente. No podía decirle que íbamos a estar bien. Pero sí podía decirle: “Vamos a luchar”.

P. El libro es su historia, pero también es una lección histórica del sistema de inmigración de este país. ¿Por qué decidió escribirlo así?

R. En parte es una historia vulnerable, muy íntima, de cómo crecí siendo indocumentada, pero también se trata de descorrer la cortina de por qué tenemos el sistema de inmigración que tenemos. Mucha gente ahora mismo está diciendo: “No podemos creer que esto esté ocurriendo. ¿Cómo es posible que el ICE pueda violar los derechos de la gente y hacer caso omiso de los tribunales y entrar violentamente en las casas y sacar a la gente de los carros y dejar a los niños abandonados sin sus padres?”. Y yo les digo que para eso se diseñó esta fuerza de deportación. El sistema, las leyes que vemos operar ahora mismo, están ahí por diseño. Y son más peligrosas ahora con alguien en el poder que cree completamente en la ideología del nacionalismo blanco y en gobernar el país como un dictador.

Portada del libro 'Dreaming of Home' de la activista Cristina Jiménez.

P. Habiendo vivido y organizado durante la primera istración Trump, ¿siente que el país ha reaccionado más lento esta vez?

R. Las condiciones son muy diferentes esta vez. No hace falta decir que, seas inmigrante o no, lo que está pasando ahora mismo tiene a todo el mundo asustado. Pero también diría que, aunque no estemos viendo las grandes protestas de 2016, como la Women’s March que tuvo lugar justo después [de las elecciones de 2016], en la que millones de mujeres salieron a la calle, la realidad es que, si nos fijamos en la cantidad de gente que ha protestado ahora, es mucho más que en el primer año de la primera istración Trump. Así que estoy muy animada.

P. Hay una frase en el libro en la que usted dice: “Ojalá hubiera estado en la sala cuando se tomaron esas decisiones” sobre la política migratoria del país. Como activista, ha estado en la sala durante los últimos 10 a 15 años, pero aun así seguimos viendo todo este retroceso de derechos. ¿Qué más hace falta?

R. No podemos encontrar soluciones si las personas que se verán directamente afectadas por las políticas no están en la mesa de conversaciones. Parto de esa convicción. Lo que intento transmitir con el libro es que necesitamos que haya más de nosotros en la sala, que tengamos el poder de dar forma a las instituciones, la política, la cultura y la narrativa. Sí, ahora somos cientos más que quizá cuando yo empecé, pero necesitamos muchos más. La cuestión es que hemos progresado y el hecho de que veamos retrocesos es precisamente porque hemos tenido avances, y están empujando hacia atrás porque hemos estado ganando.

P. Al principio del libro, menciona que en los años 1920 no se necesitaban pasaportes, visas ni green cards para entrar a Estados Unidos. Cuesta imaginar eso hoy. ¿Cree que pueda volver a ser así?

R. Es una decisión política cerrar la puerta a personas pobres de clase trabajadora de todo el mundo, en su mayoría morenos y negros, y abrirla a grupos como los sudafricanos blancos. Y como seres humanos han tomado esas decisiones, creo que es posible que tomen otras. Cuento la historia de cómo jóvenes indocumentados que aparentemente tenían cero poder fueron capaces de organizarse para crear la transformación y el cambio que hemos visto en los últimos 20 años. Pero imagínate si el resto del país, los que son ciudadanos estadounidenses, se dieran cuenta de su propio poder.

P. Creció en Estados Unidos tras el 11-S, y en el libro reconoce que la primera vez que se sintió estadounidense fue precisamente después de los atentados. Ahora ya es ciudadana. ¿Cómo ha evolucionado ese sentimiento de pertenencia?

R. Es interesante, porque ¿quién es estadounidense? ¿Quién define eso? Dreaming of Home es una manera de decir que nosotros lo definimos, no Trump. Para mí va más allá de una identidad nacional. La verdadera pregunta es: ¿qué es el hogar? Imagina esto: eres una niña ecuatoriana de 13 años que fue desarraigada de todo lo que significaba hogar. Y cuando ocurrieron los atentados del 11-S, sentí el dolor, el miedo, el sufrimiento junto a todos. Fue la primera vez que sentí que este era mi hogar.

P. Pero sentía que este era su hogar a pesar de que era un país que la rechazaba por ser indocumentada.

R. Era y es una verdad conflictiva para mí. En el libro exploro mis sentimientos contradictorios sobre el hogar y este país. Porque, al mismo tiempo que esta joven indocumentada encontró aquí su hogar, también es un lugar que me rechaza. Y muchas veces, siendo honesta, me enojo conmigo misma por querer que este país me acepte. Eso es cierto. Pero también es cierto que este país me ha dado personas que me aman. Me ha dado mi familia. Mi familia está aquí porque estadounidenses de todos los orígenes detuvieron la deportación de mi esposo. Esa también es la verdad sobre Estados Unidos.

P. A lo largo del libro habla del mito del inmigrante bueno versus el inmigrante malo. ¿Cuál es el peligro de esa narrativa?

R. Cuando llegamos aquí, todo nos dice que por el simple hecho de estar aquí hicimos algo malo. Yo lo creí, aunque mis padres y yo vinimos buscando una vida mejor, huyendo de la pobreza e inestabilidad política. La gente en el poder quiere que creamos eso. Pero he llegado a la conclusión de que no importa lo buen inmigrante que seas, vamos a seguir sufriendo un racismo sistematizado. Ser un buen inmigrante no nos protege de ser discriminados, maltratados y explotados por el sistema, ni de ser detenidos y deportados. Mi libro es una invitación para que la gente de nuestras comunidades se despoje de esa mentira.

P. A lo largo de su vida y su labor, la palabra “soñar”, o dream, siempre ha estado presente: United We Dream como nombre de su primera organización, Dreaming of Home como título de sus memorias... ¿Cuál es su mayor sueño?

R. Diría que son dos. Mucho de lo que estamos viviendo ahora podría impedirnos soñar, y espero que esta historia nos recuerde que debemos seguir haciéndolo, porque esos sueños han sido los que nos han llevado a tener un país mejor. No podemos renunciar a soñar, ni siquiera cuando las circunstancias son tan extremas. Y personalmente, ahora tengo un hijo de tres años, y mi mayor sueño es que pueda crecer en un país y en un mundo donde su vida sea igual de valiosa que la de los demás. Escribí este libro mientras daba a luz a mi hijo y sufría ansiedad y depresión posparto, lo cual fue muy duro. Sé que muchas madres y padres pasan por eso, y solo quiero que él se sienta orgulloso de mí.

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Sobre la firma

Paola Nagovitch
Periodista en Nueva York. Coordina la edición en inglés del periódico y forma parte del equipo fundador de EL PAÍS US. En 2022, fue Premio Ortega y Gasset de Periodismo por una investigación sobre la pederastia en la Iglesia española. Estudió Periodismo y Política en New York University e hizo el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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