De peregrinos a ‘influencers’, el Camino de Santiago en tiempos de Instagram
La usuaria @nosomosssnadie pasa de 34 seguidores a más de 135.000 en una semana contando sus peripecias en la ruta jacobea


El Camino de Santiago es algo único. Cada vez que alguien lo emprende, sea la ruta que sea, incluso si repite un trayecto hecho años atrás, vivirá una experiencia distinta. Dicen que uno lo empieza en la puerta de su casa o cuando toma la decisión de hacerlo. Hay muchas formas de afrontarlo: a pie, en bicicleta, a caballo, durmiendo en albergues, en hoteles... Al margen de esto, algo que influye, y mucho, en cómo se viven esos días es la compañía: las personas con las que un peregrino se encuentra en los alojamientos o durante la ruta suelen dejar huella, aunque le acompañen solo un par de jornadas.
En los últimos tiempos no son pocos los que deciden hacer su diario de viaje del Camino en las redes sociales. Semanas atrás, lo hacía el influencer Kikillo, que a la vuelta se quedó atrapado en Zamora por el apagón. Pero no solo obran así quienes cuentan con miles de seguidores. En septiembre de 2023, empecé mi cuarta ruta jacobea en Saint-Jean-Pied-de-Port (Francia). Tras un par de días caminando, me encontré con un grupo de personas que me acompañarían hasta Santo Domingo de la Calzada (La Rioja). Una de ellas, Mirari, una joven de Ermua cuya mochila abultada llamaba la atención a todos, me dijo que cada tarde consultaba el perfil de Instagram de un chico que iba unas etapas por delante. @edgarpanisello narraba en su perfil los altibajos que sufría, las dificultades, la gente con la que caminaba… Sus problemas, decía, se veían compensados con el cariño y los ánimos que le enviaban sus seguidores.
Ahora, una usuaria de Instagram ha pasado de tener 30 seguidores a más de 135.000 en cuestión de días por viralizarse sus vivencias en la ruta jacobea. Anaís (@nosomosssnadie en Instagram) es guía turística y había aprovechado unos días libres para recorrer algunas etapas del Camino del Norte. Hablé con ella tras su última jornada andando, mientras volvía en autobús desde Colunga (Asturias) a su casa, y me dijo que lo retomará “en cuanto pueda”. No es la primera vez que vive la experiencia: calcula que con esta serán unas 14, pero sí es la primera que lo relata en sus redes.
Habitualmente, sube vídeos a TikTok para desahogarse y reírse de sus cosas. Añade que empezó a colgarlos en Instagram porque era la aplicación que utilizan dos de sus amigas. La sorpresa por el aluvión de seguidores la mostró ella misma durante la caminata: “Me he parado ahí atrás, que había un pueblo con dos habitantes y una vaca para tomarme un café. Abro el teléfono para mirar el tiempo y me sale la noticia ‘Influencer hace el Camino de Santiago y le sale mal’ y pienso pobrecica… Luego abro la noticia y ¡era yo!”, exclamó sorprendida. “Influencer, dice, que llevo unas kalenji de 16 euros”, añadía entre la risa y la emoción.
Pero ese no fue el vídeo que la catapultó a la fama instagramera, o no el único. Publicar día tras día hace que los algoritmos potencien tu contenido y, si además tienes buena acogida entre el público, todo está a tu favor. Así fue su caso: en su primera publicación sobre el Camino ironizaba sobre las dificultades para conseguir cama en albergues cuando hay mucha gente —este jueves tenía más de 300.000 me gusta—. Al día siguiente, publicó otro en el que relataba el salseo entre una portuguesa y un checo. Aquí aprovechó para aconsejar sobre qué ropa interior ponerse para la ruta. También en tono de humor subió un vídeo sobre la orquesta de viento que suena las noches de albergue... y así hasta el balance final que, como es habitual entre los peregrinos, está lleno de reflexiones sobre lo que significa el Camino, la mochila que cargamos a los hombros, la que llevamos por dentro y lo que nos aportan las personas que nos encontramos.
Así, y quitando el cansancio y las ampollas, ¿a quién no le apetece? Yo mismo estoy deseando volver. Buen camino.
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