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La longitud del pene, la característica más debatida, pero la que menos afecta al placer

A pesar de que el tamaño del órgano sexual masculino es fuente de preocupación para muchos hombres, su diámetro, curvatura y turgencia son las principales variables a tener en cuenta para disfrutar de una sexualidad plena

Longitud del pene sexualidad
Rita Abundancia

La naturaleza de la sexualidad femenina consiste en ser sutil, ya que la vagina y el clítoris están medio ocultos y el mecanismo del deseo está sujeto a múltiples variables. La masculina, por el contrario, está justamente en su extroversión, obviedad, incapacidad de esconderse y en su estrecha relación con sus genitales. Tener un barómetro del deseo, la hombría y la fortaleza a la vista, no debe ser una carga fácil de llevar. Sin contar con la idea, aún extendida, de que el placer del sexo tiene uno de sus mayores pilares en el tamaño del pene.

La visibilidad del órgano genital masculino hace que el aprendizaje sexual sea más rápido. Normalmente, ellos se masturban y conocen su fisiología antes que las mujeres, pero, a cambio, se les suele exigir una respuesta sexual más ágil. Es decir, que su pene actúe como un resorte y se mantenga erecto en todo momento, lo que provoca no pocos miedos e inseguridades. Sin embargo, el tamaño del pene es el asunto que ha hecho correr más ríos de tinta.

Para hablar de tamaños hay que hablar también de países o grupos étnicos”, cuenta Rodrigo García-Baquero, urólogo y andrólogo que trabaja en el Hospital Universitario Puerta del Mar, en Cádiz. “Los penes más grandes están en África y en el norte de Europa (hay una proporcionalidad entre la altura del hombre y la longitud de su pene); mientras que los más pequeños son los asiáticos”, continúa explicando el también miembro de la Asociación Española de Urología.

La paranoia con la longitud del pene ha provocado lo que se conoce como el “síndrome del vestuario” o “síndrome del gimnasio”, que consiste en que los hombres infravaloran el tamaño de su órgano y piensan que es más pequeño de lo que realmente es, por eso evitan mostrarse desnudos en esos espacios. “Determinar si un pene es pequeño depende de muchos factores, y no solo la longitud. Por ejemplo, puede estar parcialmente enterrado en la grasa púbica y parecer de menor tamaño”, señala García-Baquero. “Se ha establecido que los que miden menos de siete centímetros, en erección, pueden considerarse pequeños [lo que comúnmente se llama micropene]. Esto puede ser un alivio para muchos, que ven que sus conceptos eran erróneos. De hecho, gran parte de los varones que piden un alargamiento de pene no lo necesitan. Por eso hay que valorar bien si, más que un problema de tamaño, es uno psicológico”, advierte.

La paranoia con la longitud del pene ha provocado lo que se conoce como el “síndrome del vestuario”, que consiste en que los hombres infravaloran el tamaño de su órgano y piensan que es más pequeño de lo que realmente es.

Las operaciones de alargamiento de pene, tan demandadas en países como Japón, no están destinadas a una mejor actuación sexual, sino a mimar el ego del dueño. Como apunta Iván Mañero, cirujano plástico en la clínica barcelonesa IM Clinic, “en realidad, lo que se hace no es un alargamiento, sino que se expone más el miembro, se hace más visible, ya que se rompe el ligamento suspensorio para que este cuelgue más. Lo máximo que puede ganarse son dos o tres centímetros en reposo, nunca cuando el órgano está erecto”, afirma el especialista. “Así como las operaciones de estrechamiento de vagina se hacen para obtener más placer durante el coito, las de pene van dirigidas a uno mismo, a mejorar la autoestima”, apunta Mañero.

Las cirugías de pene no están exentas de efectos secundarios. “Existe la posibilidad de que, al cortar el ligamento, el pene se vuelva más inestable y se mueva más durante la relación sexual. Todo esto hay que advertirlo al paciente antes de tomar la importante decisión”, explica García-Baquero, que añade: “También hay que tener en cuenta que la vagina tiende a adaptarse a la medida del pene, a abrazarlo, que su zona de mayor sensibilidad está a la entrada y que la penetración no es la única manera de tener sexo satisfactorio”.

Diámetro, curvatura, turgencia. Las variables más relacionadas con el placer

Mientras que los hombres sueñan con penes más largos, las mujeres prefieren los tamaños medianos, más manejables. Así lo reveló un estudio de la Universidad de California, en colaboración con la Universidad de México. Más allá de la longitud, el diámetro cobra también protagonismo, ya que un pene grueso toca y llena mejor las paredes de la vagina, especialmente si hay distensión tras el parto. Los resultados del estudio mostraron que las mujeres prefieren que su pareja tenga un pene con 16 centímetros de longitud y 12 de circunferencia si la relación es seria. Pero, si se trata de sexo esporádico, la tendencia es elegir un poco más: 16,3 de largo y 12,7 de ancho.

Las operaciones de alargamiento de pene no están destinadas a una mejor actuación sexual, sino a mimar el ego del dueño. Como apunta Iván Mañero, cirujano plástico, “lo máximo que puede ganarse son dos o tres centímetros en reposo".

El ensanchamiento quirúrgico puede hacerse con grasa del paciente, con ácido hialurónico y con matriz dérmica acelular, una especie de lámina compuesta de colágeno y de procedencia animal que se usa mucho en cirugía”, explica Mañero. “El ácido hialurónico persigue la inmediatez; mientras que la grasa busca la permanencia en el tiempo. El problema con esta última es que el cuerpo la puede reabsorber. Es importante saber que el pene es un órgano diseñado para no aceptar grasa. Es la manera que ha tenido la naturaleza de proteger a los órganos reproductores”, puntualiza el cirujano.

“Yo creo que la funcionalidad del pene no reside solo en sí misma; sino en el acoplamiento pene-vagina”, señala por su parte la ginecóloga y sexóloga Francisca Molero, también directora del Instituto Iberoamericano de Sexología. “El éxito de la relación coital necesita de esos dos factores porque, si hay una laxitud vaginal, esa sensación de acoplamiento, de abrazo, se pierde y aparece lo que se conoce como el ‘síndrome del pene perdido”, añade la también terapeuta del Centro Máxima, en Barcelona, miembro de la Academia Internacional de Sexología Médica y presidenta de honor de la Federación Española de Sociedades de Sexología. “Es cierto que la longitud del miembro favorece una penetración profunda, que puede ser muy placentera porque estimula el cérvix, pero eso dependerá de la forma del cérvix de la mujer, porque la norma general es que la parte más sensible de la vagina es la externa. De ahí que la longitud no sea tan importante como el grosor. La curvatura también influye en el placer de la relación porque puede estimular el punto G. Aunque, si es excesiva, puede ser problemático”, afirma la sexóloga.

"La curvatura del pene también influye en el placer de la relación porque puede estimular el punto G. Aunque, si es excesiva, puede ser problemático”, afirma Francisca Molero, ginecóloga, sexóloga y directora del Instituto Iberoamericano de Sexología.

De hecho, la curvatura del pene, motivada por la enfermedad de La Peyronie —trastorno por el que se forma tejido cicatricial en la zona, causando curvatura, dolor y, a veces, acortamiento—, es la alteración más frecuente en la morfología del miembro. Como apunta García-Baquero, cuando supera los 30 grados, en cualquier dirección, suele dificultar la penetración, produciendo molestias al paciente y a su pareja, e incluso imposibilitando la práctica sexual en los casos más graves. “Además, genera una importante afectación psicológica en los pacientes que la sufren, afectando a su autoestima, a su confianza y a su actitud con respecto a su sexualidad. Algunos llegan a evitar cualquier tipo de o sexual con su pareja, más allá de la propia penetración. Aunque es difícil generalizar, la única forma de corregir estas curvaturas es mediante cirugía”, afirma.

Es obvio que la ecuación tamaño = funcionalidad del órgano sexual masculino no siempre se cumple. Pero además, como explica Molero, hay un factor psicológico importante, que es la impresión que el tamaño produzca en la mujer. “A algunas les puede dar miedo porque relacionan los tamaños grandes con el dolor. Otras lo harán con el placer. Y no nos olvidemos de la turgencia: aunque en principio puede ser algo deseable, muchas mujeres agradecen un pene más amigable, menos rígido, más real. De hecho, algunos tratamientos que se utilizan para la disfunción eréctil, como inyecciones, que dejan el miembro muy firme, no siempre son del gusto de las parejas”, concluye la experta.

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Rita Abundancia
Periodista, sexóloga y autora de la web RitaReport.net.
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