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Detectar a tiempo para no perder a nadie: así es la apuesta de NeurekaLAB contra el abandono escolar

La plataforma española, fundada por Sergi Grau y Josep María Serra, es finalista de los premios Fundación Mapfre a la Innovación Social

Alumna de un centro de Educación Primaria de Torelló (Barcelona) utilizando la aplicación de intervención en la asignatura de matemáticas.
Nacho Meneses

En los márgenes de las aulas hay niños que no entienden lo que leen, que no pueden seguir el ritmo de una operación matemática o que simplemente no logran prestar atención. No es que no quieran; en muchos casos, es que no pueden. En España, se estima que unos 800.000 estudiantes, alrededor del 15% del alumnado, presentan algún tipo de trastorno del neurodesarrollo que afecta al aprendizaje. Condiciones como la dislexia, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la discalculia o los trastornos del espectro autista pueden derivar, si no se identifican y abordan adecuadamente, en dificultades académicas, frustración, desmotivación, pérdida de autoestima, ansiedad y, en última instancia, abandono escolar. En un país donde la tasa de abandono educativo temprano alcanza el 13,7%, según Eurostat (la segunda más alta de la Unión Europea), la detección temprana y la intervención adecuada se convierten en herramientas esenciales para garantizar la equidad y el éxito educativo.

En este punto ciego nació, precisamente, NeurekaLAB, una plataforma digital desarrollada por los investigadores Sergi Grau y Josep M. Serra que utiliza inteligencia artificial y técnicas de gamificación para identificar de forma temprana señales de alerta en el aprendizaje de los niños. Validada científicamente y con una creciente implantación en centros educativos, NeurekaLAB busca ofrecer a docentes, familias y profesionales de la salud una herramienta eficaz para intervenir a tiempo y cambiar el rumbo de la vida de muchos estudiantes. Conversamos con Sergi Grau, cofundador del proyecto, para conocer más sobre una iniciativa con un claro potencial de transformación.

Pregunta. ¿Cómo ayuda NeurekaLAB a detectar de forma temprana a los alumnos con dificultades de aprendizaje?

Respuesta. Nuestro objetivo es llegar a tiempo. Por eso nos enfocamos en los primeros cursos de Primaria, entre los cinco y los ocho años: es el mejor momento para recoger evidencias claras que luego puedan usar los profesionales para hacer un diagnóstico. Y si puedes empezar entonces una intervención preventiva, es tiempo que ganas. Porque muchas veces se espera a ver si madurativamente es una dificultad o un trastorno, y esos son años que se pierden, y que tienen un impacto directo en el rendimiento académico, pero sobre todo en lo emocional.

Nuestra plataforma permite evaluar de forma objetiva a todos los alumnos, detectar posibles trastornos o dificultades leves y acompañarlos con una intervención personalizada. Y si después de unos meses no se observa una mejora significativa, se activa una alerta para que la familia y los profesionales de la salud puedan realizar un diagnóstico más profundo. Pero lo importante es que ya no se parte de cero: contamos con datos, evaluaciones previas y un seguimiento documentado que facilita y agiliza el proceso.

P. ¿Cómo funciona esta plataforma dentro del aula?

R. Proporciona a los docentes una herramienta digital que permite evaluar distintas áreas como la lectura, el cálculo, la memoria de trabajo y la atención. A partir de esta información, se generan actividades adaptadas al perfil cognitivo de cada alumno. La tecnología nos permite medir no solo si una respuesta es correcta, sino también el tiempo de reacción, una variable clave en la detección de dificultades. Y lo mejor es que todo esto se integra en la dinámica del aula, sin que el profesor tenga que cambiar su planificación ni el alumno se sienta evaluado o señalado, lo que facilita su implementación y aceptación.

P. Al evaluar el rendimiento del niño, ¿se compara con lo que se espera para su edad?

R. Exactamente. Utilizamos una distribución por percentiles que nos permite situar a cada niño respecto al conjunto de su edad. Esto nos ayuda a detectar tanto los casos en el extremo inferior, por debajo del percentil 25, como los del otro extremo: los alumnos con talento o altas capacidades. Estos últimos también pueden sufrir fracaso escolar si no se les estimula adecuadamente. Incluso existen dobles excepcionalidades: alumnos con altas capacidades en unas áreas y dificultades en otras. La herramienta nos permite identificar estos perfiles y adaptar la intervención a sus necesidades específicas.

Sergi Grau, CEO de NeurekaLAB, presentando la propuesta de valor en el TechSpirit en Diciembre del 2024.

P. ¿La herramienta da un diagnóstico?

R. No, pero da señales. Utiliza baremos estandarizados para la edad y sitúa a cada alumno en una distribución por percentiles, en comparación con el resto de niños en su franja de edad. Eso nos permite ver si hay desfases importantes —por debajo del percentil 25, por ejemplo— o talentos específicos. No es un sí o un no, como una prueba médica, sino una cartografía del aprendizaje. Y esa información es valiosísima.

P. Entonces, ¿sirve también para detectar las altas capacidades?

R. De hecho, es para todo el alumnado. Es como llevar el coche al taller: lo enchufan y te dicen qué cambiar y qué está bien. Pues aquí es igual: hay que saber el perfil de cada alumno, sus puntos fuertes, sus puntos de mejora, y detectar los extremos. Luego, un profesional de la salud es quien tiene que hacer el diagnóstico.

P. Originalmente, NeurekaLAB se pensó como una herramienta dirigida a los profesionales de la salud. ¿Cómo fue su adaptación al entorno escolar?

R. La herramienta nació para sustituir los test tradicionales que usan psicólogos y psiquiatras, buscando una mayor eficiencia en la recogida y análisis de datos. Sin embargo, nos dimos cuenta de que el 80% de los niños con dificultades no llegaban nunca a consulta, o lo hacían muy tarde. Por eso decidimos llevar la herramienta a las escuelas. Adaptamos el sistema para que pudiera aplicarse de forma colectiva en el aula, sin alterar la planificación docente y manteniendo la calidad y fiabilidad de los resultados. Ahora, los docentes pueden implementar la herramienta en su día a día, facilitando la detección temprana y la intervención oportuna.

P. ¿Qué papel juega la inteligencia artificial en este proceso?

R. La inteligencia artificial nos permite reducir drásticamente el tiempo y los recursos necesarios para realizar evaluaciones. Tradicionalmente, se necesitaban unos 45 minutos por alumno para obtener un perfil cognitivo básico. Con la IA, recogemos datos durante las actividades escolares normales, analizamos patrones y generamos perfiles sin interrumpir la dinámica del aula. Esto permite universalizar el cribado y llegar a todos los alumnos, independientemente de los recursos disponibles en cada centro educativo.

P. ¿No hay miedo a etiquetar demasiado pronto?

R. Dentro del aula, no etiquetamos. Hablamos de perfiles, no de diagnósticos. Lo que buscamos es conocer las necesidades reales de cada alumno. Y cuando hay diagnóstico, lo vivimos como una oportunidad. Muchos niños dicen: “Ahora entiendo por qué me costaba tanto”. Eso cambia su forma de verse a sí mismos.

P. ¿Recuerda algún caso concreto que haya servido para confirmar que este enfoque funciona?

R. Sí. Uno que recordamos especialmente es el de una niña con dislexia que participó en los primeros años del proyecto. Ella fue detectada justo a tiempo, y hoy ha terminado Magisterio, se ha especializado en Educación Especial y se ha marchado a África para trabajar con colectivos vulnerables. Nos pidió ayuda para su trabajo de investigación sobre las dificultades de aprendizaje.

P. ¿Habéis visto también ese efecto en las familias?

R. Claro, a veces los padres descubren que ellos también tenían lo mismo; que lo que vivieron como un “tú no vales” era en realidad dislexia o TDAH no diagnosticado. Ahora, al menos, pueden acompañar a sus hijos de otra manera.

P. ¿Qué impacto tiene todo esto a largo plazo?

R. Enorme, tanto desde el punto de vista académico, como social y emocional. Los niños con dificultades no tratadas tienen menos a estudios superiores, disponen de peores opciones laborales y una mayor dependencia de ayudas públicas. Pero hay algo peor: los años de frustración acumulada. Si llegamos antes, evitamos todo eso.

P. ¿Qué acogida habéis tenido en los centros educativos?

R. Muy buena. El año pasado trabajamos con nueve escuelas de perfiles muy distintos; queríamos ver si era viable y vimos que lo era. Ahora vamos a escalarlo: queremos llegar a 50 centros este curso. Tenemos acuerdos con fundaciones, con Ayuntamientos. Y lo más bonito es que los docentes lo ven útil. No como una carga, sino como una ayuda real.

P. ¿Y qué pasa con los contextos más vulnerables, o las zonas rurales?

R. Hemos creado una versión familiar que se puede usar desde casa, a través del móvil o del ordenador. Para familias que viven lejos, que no tienen recursos o que no reciben respuestas de su centro escolar. Y también colaboramos con organizaciones sociales, para que los espacios educativos no formales —como casas de infancia y centros abiertos— puedan usar nuestras herramientas. Queremos llegar donde más se necesita.

A medio plazo, el reto de Grau y Serra con NeurekaLAB es doble: extender el uso de la plataforma a más centros y consolidar una mirada que entienda que intervenir a tiempo no es etiquetar, sino ofrecer oportunidades. “Nos gustaría que fuera tan normal como ir al oculista”, dice Sergi Grau. Que detectar una dislexia o un TDAH en segundo de Primaria no fuera una excepción ni un estigma, sino el primer paso para que ese niño pudiera avanzar con confianza.

De fondo, late una idea sencilla pero poderosa: que todos los niños, independientemente de su código postal o de las capacidades con las que lleguen al aula, merecen ser vistos a tiempo. No solo para evitar que fracasen, sino para que sepan —y sientan— que ellos también pueden. Porque cuando eso ocurre, como demuestra el caso de aquella alumna que un día fue diagnosticada y hoy trabaja en África, no solo cambia una trayectoria escolar: cambia toda una vida.

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Sobre la firma

Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS
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