Un brote de fiebre amarilla ensombrece la Semana Santa en Colombia
La gobernadora del departamento del Tolima señala que desde octubre se suman 57 casos confirmados y por lo menos 23 muertes por esta enfermedad tropical


Para muchos colombianos, la Semana Santa es sinónimo de veraneo. De salir de las ciudades, especialmente las más frías y a gran altitud como Bogotá, Manizales o Pasto, en busca de calor. Pero este año ese deseo choca con la noticia de que en una zona ubicada entre las dos primeras ha aumentado un brote de fiebre amarilla, una enfermedad tropical transmitida por la picada de mosquitos. “¡Atención, Bogotá! Hay circulación de fiebre amarilla en varias regiones del país. Si viajas en Semana Santa a zonas de riesgo, ¡vacúnate!”, dijo la semana pasada el secretario de Salud de la capital, que con sus alrededores es el hogar de 1 de cada 5 colombianos. “Toda la población en zonas de emergencia debe vacunarse contra la fiebre amarilla cuanto antes”, alertó el presidente pocos días después. “Decretamos la calamidad pública”, anunció la gobernadora del departamento del Tolima, que rodea el río Magdalena, este lunes. Las alarmas cunden.
La fiebre amarilla no es nueva en el país. Con registros por lo menos desde tiempos coloniales, y descripción detallada de brotes urbanos a fines del siglo XIX, hoy se halla controlada y limitada a áreas selváticas. Sin embargo, no ha desaparecido y se trata de una enfermedad de alta letalidad. Aunque la cifra exacta varía, pues depende de varios factores del ambiente o de las personas contagiadas, puede llegar a ser tan alta como del 75% de las personas infectadas. Eso hace que, ante cualquier episodio, la tensión aumente con velocidad. Más cuando en los años recientes los casos se contaron con los dedos: en siete de los diez años previos a 2024 no se identificó ningún caso, y el máximo de un año, en 2016, fue de 6. En contraste, el año pasado se encontraron 23, y hasta inicios de abril de 2025 las autoridades habían detectado 37 más.
El actual brote se originó en septiembre pasado en una zona rural montañosa del oriente del Tolima, a tan solo un centenar de kilómetros de Bogotá, según lo ha descrito en sus informes epidemiológicos el Instituto Nacional de Salud. “Se han confirmado 54 casos de fiebre amarilla (53 por laboratorio y uno por nexo epidemiológico); último caso confirmado el 8 de abril del 2025, masculino de 38 años. Se han registrado 22 fallecidos para una letalidad preliminar del 40,7%. Los casos se concentran en veredas de áreas rurales dispersas, por lo que se considera un foco de origen selvático, donde no se han confirmado casos procedentes de zona urbana”, se lee en el más reciente informe publicado, y fechado el pasado 9 de abril. Se trata de un departamento que no había presentado casos de fiebre amarilla durante más de 25 años.
Desde octubre, ha crecido lentamente a otras geografías. En Tolima, se ha encontrado en la zona Norte, a unos 150 kilómetros del primer caso; en el vecino Caldas, al otro lado de la cordillera Central de Los Andes y sus más de 3.000 metros de altura, ha aparecido otro en el municipio de Neira. Las autoridades también han ubicado casos a cientos de kilómetros, en los departamentos amazónicos de Putumayo (3) y Caquetá (1), y en el Meta, al oriente de Bogotá. También en las fronteras con Ecuador y Brasil. Por ello, el Ministerio de Salud ha declarado en alto riesgo a 369 de los 1.108 municipios del país.
El presidente ha señalado que la enfermedad se ha extendido a áreas diferentes de las usuales. “La fiebre amarilla toca zonas templadas, porque los animales portadores de tierras cálidas, suben la montaña cuya atmósfera se calienta por la crisis climática”, señaló en su popular cuenta de X. Con él coincide la epidemióloga Silvana Zapata para quien “el vector [el organismo que infecta a los humanos] está cambiando y mucho. Está subiendo de altitud y toca hacer nuevos mapas de riesgo”, explica. Advierte que el mayor riesgo está en que llegue a las áreas urbanas, donde puede propagarse mucho más rápido.
Colombia provee la vacuna contra la enfermedad de forma gratuita a cualquier persona, y es parte del esquema de inmunización obligatorio para los niños de 12 meses. La inyección hace efecto a partir del décimo día y protege durante una década entera, por lo que el Gobierno ha insistido en la importancia de que todos los habitantes, viajen o no en Semana Santa, se protejan. Junto con la contención de brotes, hacerlo es, en palabras de Zapata, “fundamental”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
