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Consumo regulará las comidas de hospitales y residencias de mayores como hizo con los comedores escolares

Bustinduy arranca la tramitación de un decreto para exigir más verduras, frutas y pescados en estos centros, así como limitar las frituras y los platos precocinados

Una mujer sirve comida en una residencia de ancianos.
Miguel Ángel Medina

Muchas personas mayores que viven en residencias y sus familiares se quejan de la mala calidad de la comida que reciben los internos, con muchos fritos y platos precocinados. Lo mismo ocurre en algunos hospitales. De hecho, “comida de hospital” suele ser sinónimo de insípida y sin sabor. Por ello, tras la reciente aprobación, en abril, del Real Decreto de Comedores Escolares Saludables y Sostenibles, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 ha anunciado que, junto al Ministerio de Sanidad, regulará las comidas que se sirven en estos centros.

Para ello, ha iniciado la tramitación de un real decreto —todavía sin fecha estimada de aprobación—que regulará las comidas en hospitales y residencias. Según ha explicado este jueves el ministro Pablo Bustinduy, el objetivo de esta nueva normativa será garantizar por ley que en estos centros se ofrezca una alimentación saludable y nutritiva.

De esta manera, el Ministerio sigue la estela del real decreto que aprobó hace un mes en el Consejo de Ministros para regular las comidas en los centros educativos, estableciendo unas frecuencias mínimas en los comedores escolares para asegurar el consumo de verduras, frutas y pescados, así como limitar las frituras, los platos precocinados, los alimentos procesados y los productos azucarados.

El nuevo real decreto desarrollará las previsiones contenidas en la Ley 17/2011, de 5 de julio, de Seguridad Alimentaria y Nutrición, estableciendo criterios mínimos de calidad y de sostenibilidad que orienten la contratación, adquisición y oferta de productos en servicios de alimentación de hospitales y residencias.

Son centros de especial relevancia por la atención que ofrecen a personas dependientes o con necesidades especiales, según ha indicado el ministro. Su alimentación debe también basarse en las recomendaciones dietéticas saludables y sostenibles para todos los grupos de edad y ajustarse a los diferentes contextos pertinentes.

“A todos nos ha pasado que estando convalecientes en un hospital o acompañando a una persona, nos ha chocado que la alimentación recibida, en muchas ocasiones, no correspondiese con el tratamiento que estábamos recibiendo”, ha expresado Bustinduy.

Cree que nadie es ajeno a la situación de las residencias: “Todo el mundo ha podido ver o ha vivido a través de experiencias personales o cercanas como las personas dependientes en demasiadas ocasiones no reciben la alimentación digna que merecen”.

Propone escuchar a todas las partes: a la sociedad civil, a los dietistas y nutricionistas o a las personas con más experiencia y conocimiento. “Queremos recibir todas esas aportaciones y tenerlas en cuenta, igual que hicimos con los comedores escolares para garantizar una alimentación digna”, ha señalado.

Esta nueva normativa responde a las numerosas denuncias y propuestas de mejora expresadas tanto por parte de la ciudadanía y entidades sociales, como de los propios colectivos profesionales, sobre la necesidad de mejorar la alimentación en hospitales y residencias.

Aunque todavía no se conoce la letra pequeña de la futura regulación, la idea es seguir la estela del Real Decreto de Comedores Escolares Saludables y Sostenibles en el que se indica que durante el próximo curso, al menos el 45% de las raciones de frutas y hortalizas que se sirvan tienen que ser de temporada. El 5% del gasto mensual que cada comedor escolar tenga será destinado a alimentos de producción ecológica. La norma garantiza que se sirvan cinco comidas saludables a la semana y destierra la bollería industrial de cantinas y máquinas expendedoras.

El decreto, ya aprobado en centros educativos, exige servir entre una y tres raciones de pescado a la semana —más de un millar de centros no lo hacen nunca—, una frecuencia que supondrá un incremento notable de su consumo a nivel nacional. Los centros deberán ofrecer alternativas alimentarias por motivos éticos o religiosos, como ya ocurría con las alergias e intolerancias.

La norma para los alumnos también garantiza una mayor ingesta de legumbres, cereales integrales y proteínas de origen vegetal en los centros públicos, concertados y privados de educación infantil, primaria, especial, secundaria obligatoria, bachillerato o con ciclos de formación profesional de grado básico y medio que cuenten con servicio de comedor.

Según datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), dependiente de Consumo, el 40% de centros incumple el porcentaje mínimo recomendado para frutas y hortalizas de temporada y de proximidad, y el 44% obvia la recomendación estipulada de productos ecológicos, a lo que se suma que el incumplimiento de estos criterios ha subido desde 2022.

Además, un 30% programa tres o más raciones semanales de fritos, mientras un 37% sirve solo dos raciones de verdura fresca en ese periodo, lejos de las recomendaciones del Gobierno.

Se espera que en las próximas semanas se conozcan más detalles del futuro decreto que regulará las comidas para hospitales y centros de mayores, aunque las líneas básicas ya están marcadas por la última norma aprobada. “Es un clamor social”, ha defendido Bustinduy.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 
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