Los maestros bloquean el corazón de la capital mientras la CNTE se reúne con el Gobierno
El sindicato accedió a reunirse este miércoles con la Secretaría de Gobernación después de recibir una invitación “formal y pública”, pero no han cesado los bloqueos en el centro financiero

El Gobierno y los maestros de la CNTE han vuelto por fin a la mesa de negociación después de casi dos semanas de huelga indefinida y de protestas sostenidas. La misma mañana del reencuentro, no obstante, el centro financiero de la capital, a la altura de la Avenida de la Reforma, ha vuelto a amanecer bloqueado: una demostración de poder del sindicato educativo, que advierte de que esta pequeña tregua no significa que bajen los brazos. Están preparados para mantener el ritmo de las manifestaciones si la reunión no satisface la parte nuclear de sus demandas, centradas en la modificación del sistema de pensiones establecido en la ley del ISSSTE. Hacia las cinco de la tarde, tras casi seis horas de reunión entre el magisterio y Gobernación, los maestros se retiraron de los cruces afectados.
Con apenas cinco días de margen hasta las históricas elecciones judiciales, el Ejecutivo no puede permitirse ningún amago de boicot por parte de nadie, menos aún de un colectivo históricamente afín al partido oficialista: hay mucho en juego y demasiados obstáculos entre la ciudadanía y las urnas. El gabinete de la presidenta, Claudia Sheinbaum, ha tratado por todos los medios que la Coordinadora volviera a la mesa antes de la jornada electoral y lo ha conseguido finalmente este miércoles, después de que la Secretaría de Gobernación les invitara el día anterior de manera “formal y públicamente”.
El método elegido para la convocatoria no parece banal. El Ejecutivo y la Coordinadora acumulan varias semanas de desencuentros verbales en torno a cuándo, cómo y con quién reunirse. La invitación por escrito y mediante un comunicado público trataba de zanjar el cruce de declaraciones y forzar una posición en el sindicato sobre su disposición real al diálogo. Si la hubieran rechazado, nadie podría haber dicho que no los llamaron, parece el mensaje.
La CNTE, que cada uno de los 14 días que lleva en huelga indefinida ha desplazado sus protestas a un enclave distinto de la capital, inició la semana con un plantón a las puertas del INE, el organismo electoral que prepara los comicios. La amenaza de boicotear las elecciones quedaba así dibujada, en un alarde de pragmatismo. Los sindicalistas han asegurado que no están en contra de las elecciones, pero no descartan obstaculizarlas si las negociaciones no avanzan en el sentido que piden. La presidenta, que acusa el desgaste de las presiones del magisterio, está intercalando las palabras suaves con los regaños en un intento por arrinconarlos sin tensar demasiado la cuerda, habida cuenta de su capacidad de movilización.

Así, las constantes llamadas al diálogo y los halagos a la función del gremio conviven en la Mañanera con los reproches por alinearse con los conservadores en contra de las elecciones. “¿Qué tiene que ver la demanda de la derogación de la ley del ISSSTE con el INE? Ahora ya plantean lo que plantea la derecha, que hay que boicotear la elección del domingo”, les espetó el lunes. El martes el tono volvía a bajar: el reloj avanza y las elecciones están a la vuelta de la esquina. La prioridad es lograr una tregua y desactivar la amenaza del boicot.
Las tensiones llegaron a su punto álgido al final de la semana pasada. La presidenta, que había accedido el martes a reunirse personalmente con el sindicato, canceló el mismo viernes el encuentro previsto para ese día como una muestra de rechazo ante la insistencia de mantener los bloqueos en la capital. Mantuvo, sin embargo, abiertas las puertas de Gobernación y Educación, las mismas que siguen abiertas ahora, junto con las de Hacienda, descartada ya la posibilidad de entablar una conversación directa.
Esa fue, en realidad, la segunda intentona fallida de encuentro. Los sindicalistas llevaban dos meses pidiendo que fuera Sheinbaum quien los recibiera con carácter urgente. La presidenta respondió que lo haría el 8 de mayo, más tarde. Cuando llegó la fecha, fue la propia Coordinadora la que rechazó la invitación, para que un amago de soluciones parciales no desmovilizara a los trabajadores en plenos preparativos para la huelga indefinida. Un tropiezo tras otro, las negociaciones han encallado dos meses después de que el magisterio lograra su primera conquista: que la mandataria retirara la propuesta de reforma de la ley del ISSSTE de 2007, la madre de todas las discordias.
Esta polémica norma, que sustituyó el sistema de pensiones solidarias e intergeneracionales por el de cuentas individuales gestionadas por las Afores, las as privadas, trajo una pérdida considerable de poder adquisitivo para los jubilados, que vieron sus pensiones mermadas hasta los 4.000 pesos en los casos más bajos, unos 200 dólares. Los maestros reclaman volver al modelo anterior, pero el Gobierno insiste en que no hay presupuesto suficiente para hacer frente a una derogación total como la que solicitan, y ofrece a cambio una batería de propuestas que no supondrían un gasto tan grande del erario público.
De entre todas ellas, que incluyen una subida global de los salarios del 10%, hay una que atañe especialmente a las preocupaciones centrales del gremio: completar las exiguas pensiones de las cuentas individuales con el fondo de pensiones para el bienestar hasta alcanzar el salario medio del IMSS, unos 17.000 pesos actualmente, con los incrementos correspondientes a la inflación cada año. El sindicato lo considera un esfuerzo importante, pero insuficiente, pues creen que este complemento no erradica el problema de base, la gestión privada de las pensiones, y no lo consolida como un derecho si en el futuro se vuelve a alegar falta de presupuesto, el nudo donde las conversaciones se atascan.
La buena voluntad no está logrando amansar a los maestros de la CNTE, cuyo objetivo es claro e inamovible. Sus compañeros del mayoritario Sindicato Nacional (SNTE), más congraciados con el Gobierno, han optado por el perfil bajo y por aceptar los ofrecimientos y el diálogo de Palacio Nacional. Aunque en la Coordinadora son pocos o, en cualquier caso, menos, su capacidad de organización los han convertido en la piedra en el zapato de la presidenta, que todavía batalla para lograr capear la tormenta desatada por el magisterio.
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