Y después de la bomba... nos sentamos a comer
El periodista de Canal Plus sufre a escasos metros de donde come un atentando con un muerto
Hay que ser el alcalde de Mogadiscio para ser el único que cree que su ciudad no es la más peligrosa del mundo. Hay que llamarse Ahmed Nur Mohammed, haber abandonado su confortable vida en Londres, aceptar una nueva existencia blindada por decenas de guardaespaldas, y tener una moral a prueba de bombas. Y eso no es una frase hecha, sino una realidad. Hace dos semanas le volaron el coche delante del Ayuntamiento mientras despachaba asuntos cotidianos de un primer edil, que en Mogadiscio son organizar la ayuda humanitaria, negociar con los mafiosos locales su distribución, saber cuántos nuevos refugiados le han entrado en la ciudad, o cuántos de ellos se han muerto de hambre o de cólera. En fin, "las cosas del día a día", dice.