Los últimos de Madrid: el apagón en dos bloques de vecinos en Ciudad Lineal duró 36 horas
Los números 15 y 17 de la calle de Hermanos García Noblejas habían sufrido una avería a causa de las fluctuaciones de la tensión eléctrica que provocó el incidente masivo


A los vecinos de los números 15 y 17 de la calle de Hermanos García Noblejas, en el distrito de Ciudad Lineal, les llegó la luz pasada la una de la madrugada, pero no a la madrugada del martes, sino a la de este miércoles. Las cerca de 50 familias que viven entre ambos bloques soportaron 36 horas sin electricidad, un día más que la mayoría de los habitantes de la ciudad, que recuperaron el servicio a lo largo del lunes tras el apagón masivo que sufrió España. Los vecinos veían cómo a su alrededor todo el mundo iba regresando a la normalidad mientras ellos aún tenían que subir hasta el quinto piso por las escaleras o bañarse con agua fría. ¿Qué cómo han pasado este día y medio sin electricidad? Un inquilino del número 17, que prefiere no decir su nombre, responde con tono socarrón al abrir la puerta de entrada: “Estupendo, sin móviles y sin nada”.
Otros como Carmen, que vive en el bloque número 15, se toma el asunto con menos humor. “Es una vergüenza, porque lo del apagón fue generalizado y se entiende, pero a nosotros nadie nos daba una explicación de por qué seguíamos sin luz”. Sobre las 22.30 horas, las luces se encendieron en su piso y parecía que los estragos del apagón masivo habían terminado, pero “30 segundos después” se habían vuelto a apagar. Tanto ella como los demás vecinos comenzaron a llamar a todos los teléfonos que les venían a la mente, incluso el de la Junta del distrito Ciudad Lineal, que queda justamente al cruzar la calle, pero nadie les daba una respuesta clara. Fuentes de Naturgy, la empresa que suministra a esa zona, aseguran que la primera queja de estos bloques la recibieron el martes a las siete de la tarde, y que a las 10 de la noche ya estaban los operarios en el lugar.
Los trabajadores de la compañía determinaron que la avería se debía a “una incidencia en la red de baja tensión”, que puede haber ocurrido debido a las fluctuaciones que sufrió el sistema por el gran apagón, argumentan desde Naturgy. Carmen, por otra parte, dice que solo los asistieron porque la Cadena SER había informado minutos antes de la situación que aún vivían estos pisos.
La compañía, en realidad, solo pudo hacer un “apaño” provisional y prometió regresar este miércoles a las ocho de la mañana para reparar la avería en el cableado soterrado. Cuando se fueron los operarios cerca de las dos de la madrugada de este miércoles, los vecinos ya podían encender la tele y el microondas gracias a un cable tipo tendedero que se extiende por la fachada, desde el Bingo Las Vegas, que está a media manzana, hasta el supermercado Primaprix de la esquina. Los semáforos de la calle, que al parecer estaban conectados a la misma red que los bloques 15 y 17, también volvieron a funcionar después de día y medio de caos vial.

La mañana del miércoles regresaron los trabajadores de la compañía eléctrica para romper la acera en busca de la rotura con un martillo rompedor y una mini excavadora. “Esto tendrá solución hoy. O mañana. No sabemos”, decía un empleado de la suministradora que va sacando a carretillas la tierra y escombros del agujero en el suelo. Naturgy ha asegurado a este diario que para hacer el arreglo definitivo tendrán que cortar nuevamente el servicio, y que los comercios han pedido que no se haga hasta las ocho de la mañana del jueves, para que no afecte mucho en su actividad. Por ahora, una cinta de rayas rojas y blancas y varios carteles con la palabra “Avería” en mayúsculas advierten a los transeúntes de tener precaución.
Carmen baja de su piso por las esclareas porque el ascensor sigue estropeado desde que ocurrió el apagón. Viene con una bolsa de papel rojo del Vips para tirar a la basura. “El lunes cenamos frío, pero ayer tuvimos que ir a comer fuera porque el cuerpo pedía comida caliente”, aclara. Hasta que llegó la electricidad, su familia se alimentó con “frutas y fiambre” y bebió café frío, algo a lo que Carmen ya se niega. “Otra cosa ha sido la cantidad de comida que hemos tenido que tirar porque se puso mala”.
En la Cafetería Bayma, un bar de barrio ubicado en los bajos, el lunes se vivió con la misma actitud resiliente de aquel vecino del bloque número 17. “Vendí la tarde del lunes lo mismo que todo el mes”, dice riendo Carolina, camarera del local. “La gente se bebía la cerveza caliente, las latas sacadas directamente del almacén. ‘Ponme otra’, me pedían desde la terraza”. Los vecinos llegaban diciendo que no tenían nada que comer y de la cocina iban sacando todos los bocadillos que se podían hacer con lo que quedaba. Lo único que le quitó el apagón a este bar de toda la vida fue la radio con Los 40 Classic como banda musical de fondo. “Esa es España”, agrega Carolina mientras prepara unos cafés. “Es que pensaban que se acababa el mundo”, le aclara también en tono jocoso un cliente sentado en la barra. “Es culpa de Pedro Sánchez”, dice sin más otro trabajador detrás del mostrador.
El martes, el bar ya no pudo abrir porque seguía a oscuras como todos los vecinos. “El bingo fue el único que estuvo funcionando”, comenta Carolina. Carmen, la vecina del número 15, dice que muchos inquilinos se preguntaban cómo ese negocio pudo estar abierto el martes en su horario normal si todos pertenecen al mismo circuito. En el bar los clientes especulaban sobre si el negocio tiene su propio generador o si estaban conectados a otra red. Desde comunicación de Bingo Las Vegas, Nacho González afirma que “son el único bingo de todo Madrid que tiene un generador como el de un hospital”. Luego aclara que, de hecho, tienen dos, y que así pudieron abrir el lunes hasta las cinco de la tarde en pleno apagón. El martes, dice, abrieron “con normalidad” porque están conectados a un circuito diferente al de los pisos que tienen encima. “Es perfectamente normal que un negocio de esas dimensiones tenga contratada una potencia muy alta que venga de un circuito diferente”, añaden desde Naturgy.
A las 12 del mediodía de este miércoles, el Primaprix ha abierto por fin sus puertas tras 48 horas cerrado, a pesar de que la excavadora sigue ahondando el hueco en el suelo a un costado de la puerta. Una vecina entra hasta el fondo del local y sale para decirle a otra que, claro, no hay congelados “porque se les habrán estropeado”. A esas horas todo el que pasa se detiene a preguntar en la obra que qué ocurre, pero nadie obtiene una respuesta.
Las 36 horas sin electricidad se vivieron desde los balcones, viendo una ciudad que se iba iluminando cuando a sus espaldas no se podía ni cargar el móvil en el enchufe. Aunque el vecino del 17 parecía disfrutar de un día sin pantallas, el resto salvó la comunicación yendo por los comercios cercanos a cargar sus dispositivos, para así poder llamar a tantos teléfonos de los que tampoco obtuvieron respuestas.
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