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JOV | 16 | 21 | 13 | 10 | 60 |
TEN | 22 | 14 | 25 | 19 | 80 |
Ante Tomic, el ‘Benjamin Button’ del Joventut de Badalona: “Si tuviera que calentar dos horas para jugar, lo habría dejado ya”
El pívot verdinegro, que se juega el pase a semifinales de los ‘playoffs’ ligueros con el Tenerife, ha firmado la mejor valoración de la ACB con 38 años


Como el buen vino o como el peliculero Benjamin Button, Ante Tomic (Dubrovnik, Croacia; 38 años) mejora con el paso de los años, ajeno a las exigencias físicas del deporte y la bisoñez de los rivales, emperador bajo el aro con la camiseta del Joventut de Badalona. Con un 20,9 de valoración media durante la temporada regular, ha sido el mejor de la competición por delante de Jean Montero (19,2 con el Valencia Basket). No solo eso, sino que figuró en el quinteto ideal de la Liga Endesa, lideró los rebotes defensivos -segundo en los totales por detrás de Sulejmanovic (Zaragoza)- y finalizó todos los encuentros con dobles dígitos, algo que solo tres jugadores lograron en la historia: José Antonio Paraíso (Cáceres) y Lou Roe (Gijón) en el curso 2000-01; y Bernard Hopkins (Tenerife) en la temporada 2003-04. Ninguno de ellos, en cualquier caso, alcanzaron el playoff de la ACB, ahora el Joventut por debajo en la serie frente a La Laguna Tenerife, sometido en el primer envite por un Marcelinho Huertas que también es inmune a las arrugas, 39 puntos con 42 años (Tomic se quedó en 12 en el primer envite). “No sé, no tengo ningún secreto. Quizá es algo genético porque los fisios del equipo ni me ven, pero no hago nada especial para mantenerme a este nivel”, resuelve Tomic, que hoy tendrá la reválida ante el conjunto isleño (19.00. Movistar) para seguir de pie en la competición; “lo que tengo claro es que, si tuviera que calentar dos horas para poder jugar luego, lo habría dejado hace tiempo”.
Para Tomic el baloncesto comenzó en Dubrovnik con los amigos, también en la televisión a altas horas de la madrugada viendo a Michael Jordan y Allen Iverson, pero no fue fácil una infancia marcada por la Guerra de los Balcanes, al punto de que, junto a sus padres, tuvo que mudarse a Split en barco hasta que se calmaran las cosas. De vuelta a su ciudad, él encestaba al tiempo que su padre -que falleció el año pasado- se especializaba como técnico de ascensores y su madre -tampoco le acompaña mucho la salud- trabajaba en un hotel, alejados del deporte. Pero Tomic era muy bueno, tanto que llegó al Zagreb, a la selección y en 2010, al Madrid. “Recuerdo el primer partido ante el Lagun Aro, un domingo a las 12.30 con un frío que pelaba. Pero era un niño y de ese Tomic queda poco, más allá de las ganas de competir porque si no, no aguantas hasta los 40 años”, rememora. Pero el pívot no acabó por hacerse con el puesto, tildado de frágil en lo defensivo -“nunca me han afectado las críticas”, resume, lacónico-, descartado finalmente por el técnico Laso.
Aceptó la oferta del Barcelona para disgusto de la hinchada blanca, que todavía le abuchea. “No lo entiendo y no debería ser así, han pasado 13 años y siguen igual. Yo no hice nada, al revés, siempre le he tenido mucho respeto al club como también se lo tengo al Barça”, razona. También destiló su facilidad anotadora como azulgrana y se le exigió más o y rebeldía para proteger su aro, y tras ocho años se decantó por el Joventut, donde está jugando su mejor baloncesto. “Bueno, creo que he tenido buenas temporadas muchos años. Quizá este año han mejorado un poco los números, pero no veo diferencias. Lo importante es que he sido constante y sólido muchos años”, aclara. E insiste en que no hay receta. “No sé, no he tenido lesiones, duermo y como normal, aunque sí que he cambiado algo en los últimos tiempos -se niega a decir qué- y ya está. Debe ser algo genético”, pronuncia; “aunque la experiencia sí que me ha hecho mejor. Estoy más centrado en lo que puedo hacer o no. De joven, quizá quería dar más espectáculo; ahora se trata de ser más práctico”.
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En el parquet es el líder del Joventut –“siento la responsabilidad de jugar bien, pero es un deporte colectivo en el que puedes tener un día malo”, cuenta- y en el vestuario solo si se lo reclaman. “No soy un veterano que va a gritar ni voy a imponer mi opinión sobre el grupo. Los jóvenes saben que me pueden preguntar y que tienen mi apoyo, y eso es más que suficiente. Si me lo piden, doy consejo”. Como el que le dio el otro día a Ian Plateeuw, que finalmente escogió seguir su formación en la universitaria y estadounidense NCAA.
Tomic, sin embargo, seguirá en Badalona hasta, al menos, 2028, tal y como refleja su contrato. “No sé si es el último. Es algo que no pienso. No miro más allá y nunca se sabe. De momento, no pienso en retirarme, quiero seguir jugando”, resume, feliz con la vida en Barcelona, también conforme porque sus hijas (Anabela y Arija, de nueve y seis años) han escogido la equitación. Los números le avalan. “Estoy contento sí, aunque siempre se puede hacer mejor”, aclara. Algo que necesita esta tarde frente al Tenerife si no quiere acabar antes de tiempo la temporada. Una en la que nadie pudo mejorar sus registros.
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