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Milei aprovecha la caída abrupta de nacimientos en Argentina para radicalizar su discurso contra el aborto

“Se les pasó la mano en atacar a la familia, atacar a las dos vidas y lo estamos pagando con caídas en la natalidad”, embiste el presidente

Derecho al aborto
Mar Centenera

Javier Milei es el primer presidente de Argentina soltero y sin hijos. Tampoco tiene descendencia su hermana y secretaria de la Presidencia, Karina Milei. Ni su asesor estrella, Nicolás Caputo, ni la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Como ellos, cada vez son menos los argentinos con hijos: la tasa de natalidad en este país sudamericano se ha derrumbado un 40% en la última década. La caída responde a una combinación de factores socioeconómicos, culturales y de a métodos anticonceptivos e información sobre salud reproductiva, según los expertos. Milei, en cambio, lo atribuye a la agenda del progresismo y usa los datos para arremeter una vez más contra el aborto, que es legal en Argentina desde 2020.

“Ahora se están dando cuenta en que se les pasó la mano en atacar a la familia, atacar a las dos vidas y lo estamos pagando con caídas en la tasa de la natalidad”, dijo Milei esta semana durante su intervención en la jornada de la AmCham [Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina]. “Lo hubieran pensado antes, nos hubiéramos evitado bastantes asesinatos en el vientre de las madres”, continuó tras subrayar que “el rol de la población es fundamental en el crecimiento económico”.

Milei ha sostenido el mismo discurso desde la campaña electoral que lo aupó a la Presidencia, en diciembre de 2023, pero sus palabras resuenan más a medida que crece el debate sobre el cambio demográfico en curso y, en paralelo, su Gobierno desfinancia o pone obstáculos para acceder a las políticas de cuidados existentes, como la Asignación familiar y el Plan de los mil días para mujeres embarazadas.

El rechazo de Milei al aborto pasó de la retórica a la acción cuando llegó al poder. El Gobierno nacional canceló la compra y distribución de medicamentos abortivos a los centros de salud públicos, dejando que sean las provincias las responsables de garantizar o no ese derecho. Además, desmanteló el plan nacional para la prevención de los embarazos no intencionales de adolescentes y redujo el envío de métodos anticonceptivos de larga duración.

Una manifestante a favor del aborto acude a una marcha con un mensaje en contra del presidente argentino escrito en su espalda, el 8 de marzo de 2024.

Menos nacimientos en las ciudades

La caída de la tasa de la natalidad es una tendencia mundial que en Argentina se ha materializado de forma muy abrupta en la última década. Según datos oficiales, en 2014 nacieron 777.012 bebés en Argentina, mientras que en 2023, el número bajó a 460.902. Las estimaciones para 2024 son de 425.000 nacimientos. En las zonas urbanas, como la ciudad de Buenos Aires, la reducción ha sido aún mayor y se acerca al 50%.

El sociólogo Daniel Schteingart subraya que la natalidad no sólo se derrumbó antes de la legalización del aborto, sino que cayó de forma particular entre las adolescentes de entre 15 y 19 años. “Eso es una gran noticia, porque permite que muchas mujeres puedan estudiar más y conseguir mejores trabajos”, defendió en Twitter.

Entre las razones que explican el cambio demográfico hay una cultural: la maternidad ha dejado de ser un mandato social, como lo era décadas atrás. A día de hoy, muchas mujeres postergan tener hijos o renuncian a ellos. También crece el rechazo entre los hombres más jóvenes. Según una encuesta de la consultora Sentimientos públicos, el 20% de los centennials de Buenos Aires (es decir, menores de 30 años) no quiere tener hijos porque prefiere dedicar más tiempo a otros aspectos de su vida. En los millennials (entre 30 y 44 años) ese porcentaje se reduce al 11%, mientras que el 10% alega razones económicas. En esa generación, hay además una gran brecha de género en su percepción de la maternidad y la paternidad: los hombres eligieron más la respuesta “tener hijos es un hecho que mejoró mi vida”, mientras que una de cada tres mujeres consultadas relativizaron el disfrute y destacaron los claroscuros de tener hijos.

El director de la consultora, Hernán Vanoli, cree que ese descontento de las mujeres tiene que ver con la dificultad de ser madres “sin resignar la posibilidad de trabajar y de disfrutar de la vida a la par que los hombres”. Según Vanoli, en las parejas más jóvenes se le suma también un rechazo creciente a las “ataduras y las relaciones de dependencia” ya sea en el trabajo, en la pareja o al pensar en la maternidad.

Un grupo de niños espera a sus padres a la salida de la escuela, en Rosario, Argentina, en abril de 2023.

El factor económico que citan los millenials de Buenos Aires es además clave en un país como Argentina, que hace 12 años que no crece y tiene una de las inflaciones más altas del mundo. Según datos oficiales, criar a un bebé en Argentina requiere 410.524 pesos al mes (unos 350 dólares) y la suma roza los 516.000 pesos (casi 450 dólares) cuando se trata de niños entre 6 y 12 años. Es un costo muy alto si se tienen en cuenta los salarios locales: el salario mínimo es hoy de 308.200 pesos (265 dólares) y, el promedio, aunque es difícil de calcular, se estima en poco más de un millón de pesos (entre 900 y 950 dólares).

Organizaciones como el Centro de implementación de políticas públicas para el crecimiento y la equidad (Cippec) destacan que “las políticas natalistas (como también las anti natalistas) rara vez han tenido un efecto significativo en los niveles de fecundidad, salvo en contextos opresivos y totalitarios”. Su directora ejecutiva, Gala Díaz Langou señala que los países que lograron revertir la disminución de nacimientos “lo hicieron concentrando las mejores condiciones en las familias con niños” con programas para compatibilizar la crianza con una vida digna y con una buena participación laboral. Lo hicieron, señala, “a partir de la implementación de sólidos sistemas de cuidados que garanticen a las familias el a tiempo para cuidar (a través de licencias de maternidad, paternidad y familiares), de servicios para cuidar (como jardines de infantes y maternales) y dinero para cuidar (en forma de transferencias a las familias con niños).

En Argentina, según la directora ejecutiva de Cippec, hace décadas que sucede lo contrario. “En nuestro país tener hijos implica aumentar las posibilidades de encontrarse en situación de pobreza”, advierte Díaz Langou. Las estadísticas le dan la razón: más de la mitad de los menores de 14 años en Argentina viven en hogares con ingresos insuficientes para comprar la canasta básica de bienes y servicios, cuando el promedio general de pobreza es del 38%.

A día de hoy, Argentina sólo contempla un permiso de paternidad de dos días, entre los más cortos de América Latina, y la motosierra de Milei ha pasado también por la educación pública y planes enfocados en tareas de cuidados.

Las declaraciones de Milei que vinculan la caída de la natalidad con el aborto provocaron un aluvión de comentarios en las redes. Muchos argentinos señalaron al presidente que no veían cómo tener hijos sin dinero suficiente para darles un techo, comida y educación. Otros lo animaron a dejar de culpabilizar a las mujeres que interrumpen embarazos no deseados y a decidirse él a ser padre lo antes posible.

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Sobre la firma

Mar Centenera
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Antes trabajó en la sección Internacional de Público, fue enviada especial en Afganistán y Filipinas, y corresponsal de la Agencia Efe en Yakarta y Buenos Aires. Es licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
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