Una marcha del petrismo frente a la casa de la senadora Nadia Blel agudiza el enfrentamiento entre el presidente y el Congreso
Senadores y representantes a la Cámara independientes y de oposición cuestionan que en las protestas hayan participado funcionarios del Ejecutivo y las califican de “acoso y persecución” por haber llegado hasta la intimidad de una parlamentaria


La relación entre el Gobierno de Gustavo Petro y la oposición en el Congreso se deteriora con el paso de los días. Esta semana parece haber llegado a un punto de no retorno después de que un grupo de simpatizantes del presidente marchara en Cartagena hasta la casa de la senadora conservadora Nadia Blel para criticarla por haber votado contra la reforma laboral. Participaron el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, y varios congresistas del oficialista Pacto Histórico. “Estamos acá para decirle al Congreso y a los congresistas que se hacen elegir en nombre del pueblo, que tienen que legislar para el pueblo, no para su familia”, dijo una de las mujeres frente al hogar familiar de Blel. La movilización, convocada por la Coordinadora Departamental por el Cambio, buscaba criticar al Congreso por hundir las reformas sociales del Gobierno.
La senadora, presidenta de la Comisión que rechazó la reforma laboral hace unas semanas, criticó el lugar de la manifestación. “Algunos congresistas de la coalición de Gobierno recurrieron a sus seguidores y montaron una manifestación ilegal, sin permisos, frente a mi residencia. Allí se encontraba mi hijo menor de edad junto a sus amigos. Este acto no solo viola las leyes de nuestro país, sino que también traspasa los límites del derecho legítimo a la protesta”, escribió en su cuenta de X. La congresista, quien ya anunció su voto contra la reforma a la salud de Petro, que llegará en los próximos días a la comisión, afirmó que fue víctima de acoso. “No es ni decente ni aceptable que se utilice la casa de una persona como escenario para descargar frustraciones o pasiones políticas. La vivienda de cualquier ciudadano es un espacio inviolable, un lugar sagrado para su familia”. Argumentó que nunca ha promovido una acción similar. “Entiendo que en la política debe haber límites, y que no todo se vale. Quien apela a este tipo de acciones no solo se desacredita, también pone en riesgo la convivencia democrática”.
En la mañana del viernes, el presidente respaldó la manifestación: “La familia Blel bien puede hacer reuniones programadas para explicar por qué le hundieron la reforma laboral al pueblo trabajador de Cartagena. El Gobierno les garantiza la seguridad”, dijo con ironía. Y continuó: “No nos eche la culpa por lo que usted misma provocó, senadora Blel. Se trataba de que Cartagena y Bolívar dejaran de tener por fin trabajo esclavo, usted senadora, impidió eso. Dialogue tranquilamente con su pueblo sobre porque decidió eso”. Petro, sin embargo, dijo que la movilización debe “hacerse de manera tranquila, respetando la intimidad, que es la última trinchera de la libertad, pero hay que dialogar, y no cerrar la puerta, todo congresista es responsable de su voto ante su pueblo”. Horas después se echó para atrás, y dio a entender que no estaba de acuerdo con la marcha. “Yo no he respaldado nada. Solo he dicho que se debe dialogar”.
El ministro Sanguino reconoció que participó en la marcha, pero aseguró que no la acompañó hasta la casa de Blel. “Acudí a la plazoleta frente al Hotel Caribe en la zona de Bocagrande por invitación de los organizadores, para comentar la reforma laboral hundida en el Senado y el alcance de la consulta popular. Luego, me retiré del lugar a cumplir otros compromisos. Es una falsedad afirmar que yo estuviese presente en la movilización cuando esta pasó enfrente de la residencia de la senadora”, escribió.

Por su parte, los congresistas del Pacto Histórico que participaron le restaron importancia a lo sucedido. “No fue un plantón en frente de la casa de ella, sino un recorrido pacífico”, dijo el representante por Bogotá David Racero. Alejandro Ocampo, su colega por el Valle del Cauca, se quitó la responsabilidad por el destino de la marcha. “Conozco Cartagena como cualquier turista, no conozco las calles y los barrios. Cuando en una de las calles la gente paró y dijo que en ese edificio vivían los Blel, varias personas usaron el micrófono para decir cosas contra ellos”.
El pronunciamiento del presidente y las excusas de los congresistas oficialistas, desataron una ola de críticas por parte de parlamentarios de otras orillas. Los senadores del Centro Democrático y precandidatos de la derecha, María Fernanda Cabal y Miguel Uribe, cuestionaron la manifestación. “Lo sucedido con la senadora Blel no es un diálogo ciudadano, es acoso político. Es inaceptable que el Gobierno y sus congresistas promuevan movilizaciones frente a la casa de una congresista, poniendo en riesgo su seguridad y la de su familia. Petro, no maquille el hostigamiento con frases románticas”, escribió Cabal en X. Uribe insistió: “Mi apoyo y respaldo a la senadora Nadia Blel. Una vez más, Gustavo Petro demuestra su talante mafioso y hoy pone en riesgo la democracia. Siempre abiertos al diálogo popular, no a la intimidación”.
No fueron solo los opositores. El liberal Miguel Ángel Pinto, compañero de Blel en la comisión Séptima, se sumó a las críticas: “La degradación de la política, ahora congresistas que hostigan, amenazan e injurian. Unos pretenden golpear en el recinto de la comisión y otros atacan una mujer en su residencia. ¿Se les acabaron los argumentos? ¿Ahora acuden a la violencia? Qué peligro”. Angélica Lozano, del partido Verde, también defendió a Blel: “Increíble que toque recordarlo, el hijo de la senadora tiene los mismos derechos que la hija del presidente”.
Justamente, Blel comparó lo ocurrido con en su casa con los ataques que ha padecido Antonella Petro, hija menor del presidente, en lugares públicos. “Lo que reclamo, Presidente Petro, es que así como sus hijos menores de edad tienen derecho a no ser acosados en estadios, parques temáticos, el colegio o las redes sociales, entre otros, y sin importar qué decisiones políticas haya tomado usted, mi hijo de tres años tiene el mismo derecho y no es justificable la agresión organizada y planificada”, escribió la senadora. “Que usted no comparta mis decisiones políticas no es argumento para justificar lo que hicieron congresistas y funcionarios de su gobierno acosando a una familia”.
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